¿PSICOLOGÍA O ECONOMÍA?

Mientras preparábamos este texto, hemos hecho una consulta en el buscador Google sobre economía de la conducta y aparecen 52.200.000 resultados.

Sobre psicología económica, se han obtenido 32.900.000 resultados totales y si le pedimos a Google psicología cognitiva, nos muestra 18.700.000 resultados, tan solo 5.520.000 resultados para psicología conductual y aproximadamente 5.930.000 resultados para psicología cognitivo conductual.

A pesar de estos datos y la mayoritaria presencia de la psicología económica a nivel general, académico y popular, si preguntásemos entre los profesionales de la psicología ¿Qué es la psicología económica?, nos sorprendería la cantidad de respuestas que la relacionarían con la “psicología barata”.

Sin embargo, y a pesar del desconocimiento de los propios psicólogos y psicólogas, la psicología ha contribuido tradicionalmente al conocimiento económico, y lo sigue haciendo, de forma trascendente, llegando más allá del marketing y de la conducta del consumidor.

La psicología económica se presenta como una disciplina que incluye análisis conductuales, influencias sociales, heurísticos, sesgos y riesgos, aversión, efectos de la personalidad, diferencias individuales y emociones en la toma de decisiones

Efectivamente, a pesar de las numerosas aportaciones teóricas, mientras que, en la psicología social aplicada, prácticamente, se prescinde de la economía, muchos economistas han estudiado las aportaciones, fundamentalmente, de la psicología conductual y del aprendizaje y de la psicología del razonamiento para aplicarla a sus teorías clásicas y tratar de explicar algunas de las debilidades, sobre todo, predictivas de las teorías económicas.

La psicología económica se presenta como una disciplina que incluye análisis conductuales, influencias sociales, heurísticos, sesgos y riesgos, aversión, efectos de la personalidad, diferencias individuales y emociones en la toma de decisiones, etc. Esto, invita a que sea desde la psicología desde donde se siga trabajando y profundizando en las investigaciones sobre pensamiento, percepción, motivación, etc. y sus aplicaciones prácticas.

En cualquier caso, la psicología económica plantea un proceso de retroalimentación entre las variables que utiliza la economía y las de la psicología. Esto, debería justificar la necesidad de desarrollar un trabajo multidisciplinar entre economistas y psicólogos. De esta forma, las investigaciones y los conocimientos de unos y otros se verían complementados y tendrían un efecto multiplicador en la eficacia de las intervenciones.

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