AGRICULTURA Y PSICOLOGÍA ECONÓMICA

En un artículo publicado en el diario económico Cinco Días, en el que hemos colaborado con su autor, volvemos a destacar la trascendencia de la relación entre psicología y economía, en este caso, en los factores que hacen que los jóvenes decidan, o no, dedicarse a la agricultura.

Lo primero que consideramos, es que, a priori, el querer convertirse en agricultor debería de resultar atractivo porque, ser agricultor, trabajar en la naturaleza, en un contexto menos estresante, reúne muchos de los componentes requeridos para alcanzar un elevado bienestar psicológico.

La realidad, difiere de estos planteamientos.

Además, hay muchas otras causas que influyen en el proceso de tomar la decisión de hacerse agricultor. Aspectos psicológicos individuales muy relacionados con factores contextuales socioeconómicos y educativos.

Aunque hay muchos agricultores asalariados, en general, es un oficio que se transmite de generación en generación, asociado a la transmisión de la propiedad de la tierra.

En el aspecto económico, la agricultura se caracteriza por una gran dependencia económica externa. El sector primario no tiene, por lo general, control sobre el precio del producto, ya que la producción agrícola no se comercializa por los propios agricultores, sino que hay una intermediación. Tampoco se tiene control sobre el precio de las materias primas y herramientas necesarias para la producción y, además del duro trabajo, que debe adaptarse a periodos específicos y concretos para cada fase (siembra, mantenimiento, cosecha, etc.), aparece la dependencia de la magnitud de las cosechas y de factores meteorológicos incontrolables que generan una elevada incertidumbre.

Otra característica de la agricultura tiene que ver con la desproporción entre géneros en las personas empleadas en el sector. Según datos de la Encuesta de Población activa del primer trimestre de 2022, un total de 490.900 personas estaban empleadas en el epígrafe correspondiente a «Agricultura, ganadería, caza y servicios relacionados con las mismas», de las que el 77% eran hombres.

Respecto a la toma de este tipo de decisiones, suelen ser decisiones tempranas muy influenciadas por el contexto familiar, económico y social. Esta es una decisión temporalmente larga que empieza a plantearse en la infancia y adolescencia y que se va madurando. Cualquier suceso vital, que nos pueda ocurrir, (pérdida de progenitores, relaciones personales, nacimiento y crecimiento de hijos, problemas de salud, etc.)puede tener una trascendencia importante para la decisión.

Buscar y no encontrar pareja, dispuesta a compartir la experiencia, puede ser definitivo para no quedarse en el ámbito rural. La oferta educativa, sanitaria o de ocio cercana, además de la «presión» paterna, también puede influir en la toma de decisiones.

Al margen de las condiciones económicas y sociales, la psicología, y concretamente la psicología económica, puede ser útil y contribuir al desarrollo rural:


1.- Fomentando las investigaciones sobre los aspectos psicológicos que intervienen en la toma de decisiones de acceso a una profesión y, por consiguiente a unas determinadas condiciones de vida.
2.- Participando en el diseño e implantación de programas, proyectos y políticas públicas orientadas a este desarrollo rural.
3.- Facilitando el trabajo grupal y cooperativo mediante la implementación de procesos participativos.

Además, sería muy conveniente que se detectaran aquellos sesgos que están influenciando las expectativas basadas en las bondades de vivir en entornos urbanos, lejos del mundo rural, y que pudieran diseñarse intervenciones (se llamen o no, «nudges») para paliar los efectos negativos que estos sesgos provocan en el desarrollo rural.

https://cincodias.elpais.com/cincodias/2022/06/10/economia/1654861309_500453.html

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